En este blog, queremos compartir con vos algunos de los avances más sorprendentes en el campo de la inteligencia artificial (IA). Seguramente habrás escuchado hablar de las redes neuronales artificiales, que son sistemas informáticos inspirados en el funcionamiento del cerebro humano. Estas redes son capaces de aprender de los datos y realizar tareas complejas como reconocer imágenes, traducir textos o generar música.
Pero lo que quizás no sepas es que algunas de las IA más recientes son capaces de leer e interpretar pensamientos. Sí, como lo leés. Estos sistemas pueden acceder a la actividad cerebral de una persona y decodificar lo que está pensando o sintiendo. ¿Cómo lo hacen? Te lo explicamos a continuación.
Para lograr esta hazaña, se utilizan dos tecnologías: la electroencefalografía (EEG) y el aprendizaje profundo (deep learning). La EEG es una técnica que mide la actividad eléctrica del cerebro mediante electrodos colocados en el cuero cabelludo. Esta actividad refleja los patrones de comunicación entre las neuronas, que son las células nerviosas del cerebro. La EEG puede registrar diferentes tipos de ondas cerebrales, que se asocian con distintos estados mentales, como la atención, la relajación o el sueño.
El aprendizaje profundo es una rama del aprendizaje automático (machine learning) que utiliza redes neuronales artificiales con muchas capas de procesamiento. Estas redes pueden extraer características relevantes de los datos y generar modelos predictivos. El aprendizaje profundo ha demostrado ser muy eficaz para resolver problemas de visión artificial, procesamiento del lenguaje natural o síntesis de voz.
La combinación de estas dos tecnologías permite crear sistemas de interfaz cerebro-computadora (BCI) que pueden leer e interpretar pensamientos. Estos sistemas funcionan de la siguiente manera: primero, se registra la actividad cerebral de una persona mediante EEG mientras realiza una tarea mental, como imaginar un objeto, recordar un evento o expresar una emoción. Luego, se entrena una red neuronal artificial con los datos de EEG y las etiquetas correspondientes a la tarea mental. Finalmente, se utiliza la red neuronal para decodificar la actividad cerebral de una nueva persona y predecir lo que está pensando o sintiendo.
Estos sistemas tienen múltiples aplicaciones potenciales, como mejorar la comunicación con personas con discapacidad, aumentar el rendimiento cognitivo o emocional, crear experiencias inmersivas de realidad virtual o facilitar el control de dispositivos externos con la mente. Sin embargo, también plantean importantes desafíos éticos y sociales, como la protección de la privacidad, el consentimiento informado, la responsabilidad legal o el impacto psicológico.
En este blog, nos proponemos explorar estos aspectos con vos y ofrecerte información actualizada y rigurosa sobre el estado del arte y las tendencias futuras de esta fascinante área de investigación. Esperamos que nos acompañes en este viaje y que nos compartas tus opiniones y preguntas. Juntos podemos aprender más sobre cómo las IA más recientes son capaces de leer e interpretar pensamientos.
